1 de junio de 2010

Una de espíritus y brujas en Rodanas

Hacia 1930, T.B.S. y J.B.S., hermanos, de unos 18 y 15 años de edad respectivamente, cuidaban el ganado en la partida de Rodanas. Por la noche encerraban el ganado en la llamada paridera de Orchí, y en la misma paridera comían y dormían. Durante la noche, y en repetidas ocasiones, oían fuertes ruidos (como de golpes) que procedían del subsuelo. Los habitantes más cercanos vivían a varios kilómetros de distancia.

En otras ocasiones oían, desde la cocina, y procedentes de las dependencias donde se hallaba el ganado, gran estruendo de este y el inconfundible ruido del pozal de aluminio para llevar agua. Inmediatamente, y al entrar para comprobar qué pasaba, noche tras noche descubrían al ganado tranquilo y al cubo de aluminio colgado de un clavo, inmóvil. La tensión que este fenómeno les producía hacía que en alguna ocasión dispararan al aire con una escopeta de caza.

Al tener conocimiento de todos estos fenómenos la madre de los dos hermanos, se puso en contacto con la tía Serena.

La tía Maria la Serena es un ejemplo ilustrativo de entre las cinco o seis "mediums" con mayores poderes han vivido hasta época cercana en la Villa de Épila. Nació a finales del siglo pasado. Salía mucho a "trabajar" por los pueblos de la comarca.

Pues bien, la tía Serena le aclaró que el causante de los ruidos era el espíritu de M.B.S., abuelo de los anteriores, y de conocido "mal genio" en vida. La tía María le informó también que los sucesos no volverían a ocurrir. Así fue.

En otra ocasión, esta espiritista curó a un poseído que se encontraba gravísimo (al decir de un familiar "se le clareaban las orejas de debilidad") frotando sobre el pecho del enfermo entresijo de ternasco recién sacado del animal. Según testigos, el espíritu hacía moverse las tazas de los aparadores, cubiertos, tapaderas de tinajas, y que se abrieran las puertas cerradas.

Por otro lado, hacemos mención a un rito de carácter religioso relacionado con la Virgen de Rodanas. Solía ser bajada desde el Santuario que lleva su nombre hasta el pueblo solamente en periodos de guerras, sequías, epidemias, etc, con evidente intención protectora. Cuando en el verano de 1976, y en el plazo de un mes, se produjeron cuatro muertes violentas de hijos del pueblo, algunos sectores del mismo lo achacaron a haber bajado a la Virgen en año bisiesto.

Fuente: "Noticias etnológicas recogidas en la Villa de Épila” escrito por Jesús Ángel Perez Casas y Manuel Ballarín Aured. Leyenda recogida en septiembre de 1.979 en el “I Congreso de Aragón de Etnología y Antropología”, editado por Institución 'Fernando el Católico', Zaragoza, 1981.

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